AGENTES DEL FBI (Foforro Bloguero Internacional)



Es peligroso cuando una bugueña le dice a uno "nos vemos en la calle 59 vé", ya que esta circunstancia lo obliga a ud a buscarla primero en la calle 59 y luego en la 59b, cosa que más o menos me pasó cuando me vi con Maria() para ir al foforro bloguero. A la opinión pública diré que esta mujer resume todo su conocimiento acerca de su ubicación en la ciudad y consiguiente desplazamiento con un encantador pero totalmente inútil: "no sé".
-Bueno. ¿Cómo nos vamos?
-No se
-¿Pero si nos pasa algo acá o cogemos taxi de una?
-No se
-No vamos a coger taxi, vamos temprano y por acá debe pasar algo.

El taxi nos dejó frente al BBC a las 6 y un minuto. Le pedimos a un mesero que nos acomodara en una mesa grande ya que el grupo amenazaba con crecer, y cuando nos estábamos desplazando me pareció ver un capítulo de Vlog Internacional en tres dimensiones. Llevado por la emoción del momento me abalancé hacia el que reconocí como el Armadillo por su armadura ósea y forma de replegarse ante los devoradores. El sujeto en cuestión pensó en ese momento, según me confesó luego, "eche tio, quien es este hp?", aunque su natural buen humor lo hizo responder a mi saludo. Luego de una corta pesquisa averiguó mi identidad a la vez que me saludaba efusivamente y me preguntaba si yo no era más alto. Como la respuesta fue no, procedió a saludar a Maria() mientras yo hacía lo mismo con Stultaviro, compadre desde hace años, aunque por primera vez lo vi en pareja poco después. No recuerdo el orden en que fueron llegando, pero recuerdo que estuvo la niña Cerebro, y que, cuando estábamos sentados, fuimos distraidos por el grito de una mujer que desde afuera pronunció un audible "deeeeeele que no viene caaaaarro". Gran parte de la noche estuvimos esperando que Albornoz llegara. Recuerdo que su última llamada fue diciendo que lo esperáramos que ya estaba en el alto de la línea. Cuando arribó al fin, junto a su linda y entaconada señora, no tardó en preguntarme si yo no era más alto.



También se asomó @dripod, dueña de una sonrisa agradable y contagiosa que no se le borró cuando me presenté como Jaime Ruiz, ni cuando descubrió que no lo era. Entre los blogueros todo fue saludo va, saludo viene, por acá saludando, rayando la cajita, visite mi bló. Que más? Nada, no recuerdo cual me regañó porque yo interrumpía las fotos, argumentando que le estaba acabando el rollo de la cámara digital. La cerveza blacantán empezó a fluir, y se hizo por tomar según las fotos muestran, aunque sinceramente yo adoro la negra. (La cerveza, no he tenido la suerte de coincidir con una mujer de color). Y ya, salimos, la ciudad, víctima de un cliché, nos regaló una lluvia corta e insistente que hizo que las calles tuvieran brillo propio, y los transeúntes bailaran por entre el tráfico como en un ballet surrealista. Luego nos metimos a un salserísimo lugar en espera de los cuatro de Belén (Antioquia). El Armadillo, fiel a sus orígenes, no pudo mantenerse quieto ante el hipnotizante sonido de un tambor y fue poco lo que estuvo sentado. Un servidor se vió obligado a recordar viejos capítulos de Yuruparí y mover la cintura mientras hacía gala de una falsa sabrosura que se nos ha negado a los Vargas durante generaciones. A la hora de salir los tres vlogueros internacionales atendieron el llamado de Alejo de "vamos, tios, que hay que cantar el feliz cumpleaños a BLOGJUAN", nos fuimos despidiendo con la promesa de volverlo a repetir y cada uno para su casa, que ya se había acabado otro día del XXXX y la amistad. Por fin.