DEDICADO A UNA PELADA QUE VI HOY


Camino a mi escritorio tengo que pasar por una zona de usuarios. Y hoy, santamadrededios, estaba este señor con una calva brillante, grande, la luz del sol pegaba en ella y reflejaba todos los colores del arcoiris. En otras palabras: una calva deliciosa.


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Y lo mejor es que el dueño de tan colosal monumento a la ausencia de pelo estaba inclinado, ensimismado en la contemplación de un mapa con la misma intensidad con la que yo detallaba su casi totalmente expuesto cráneo. La observé hasta que el cuello me empezó a pedir que lo llevara a su forma original, y me alejé distraidamente. Cuando ya iba a traspasar la puerta que me alejaría para siempre de aquella pelada, decidí erróneamente girar y darle un último vistazo. Pero me encontré con el aburrido rostro del dueño de mi admiración, el cual se había incorporado y observaba con el vacío de su mirada alguna información en la pared. Arruiné el momento. Hubiese sido un recuerdo tan grato.