BETTY BLUE


Hay tantas cosas en las que no creo que sería más fácil enumerar las que si. Y un complot cósmico que detesta que me sienta bien es una de esas cosas. Y es que cuando yo deseo algo Coelho conspira para que no me salga. Así que un reencuentro como el de la vez pasada era poco menos que imposible. Primero, porque la naturaleza, en toda su irónica sabiduría, me dotó con esa doble cualidad de admirar la belleza y a la vez ser una nulidad para hablarle a una desconocida, lo que impidió que durante los dos años que pasaron entre la primera vez que vi a Betty Blue y el grado del colegio le pudiera hablar. Así que el hecho de que me le hubiera acercado un par de años después cuando nos encontramos casualmente y me atreviera a repetir el monólogo que daba vueltas en mi cabeza desde que la vi subirse a la buseta, minutos atrás, era un evento sin precedentes. Y hubiera sido un lindo recuerdo de como nos conocimos si no fuera porque, a mitad de mi woodyalleninano monólogo, Betty me hizo un gesto para que esperara mientras se quitaba los audífonos que le habían impedido oírme hasta el momento. Otra persona con más amor propio hubiese huido en el momento, o inventado una excusa plausible, pero cuando uno está a mitad de carrera es más fácil caer en la pose depresivo - suicida, lo que evita que asome el más pequeño vestigio de amor propio. Que ella me siguiera hablando durante unos años fue otro misterio, ya que por entonces atravesaba yo esa etapa pseudo intelectual marcada por un pesimismo extremo, no era de ninguna manera el extremadamente agradable sujeto que soy ahora, ni mucho menos poseía entonces la gracia de Dios. (Bueno, ahora tampoco, pero por lo menos tengo la gracia de Vargas, que es mucha.)

* * * * *

Así que paulatinamente perdimos contacto, y nada en el mundo hacía pensar que nos volveríamos a ver. Pero la existencia es tan absurda como misteriosa, así que nuestros caminos se cruzaron unas cuantas veces más. Primero, iba yo con la cara recostada en la ventana de una buseta en la que no cabía un parroquiano mayor de sesenta centímetros en plena hora pico, cuando la vi esperando transporte. La velocidad en la que íbamos sumada a la población existente a mi alrededor y el hecho de que iba sobre el tiempo a mi destino me convenció de quedarme donde estaba. Varios años después, frente al pelotudo del Oscar, habría yo de recordar aquella tarde remota en la que vi a Betty en la fila de la montaña rusa. Mis vanos intentos por llamar su atención se vieron frustrados por la distancia que había entre ambos, así que tuve que conformarme con quedarme atrapado en la fila mientras veía como ella subía a la atracción y posteriormente bajaba y se perdía entre la multitud. Años después, encontrábame yo con Nelson Pabón en el centro, bajando alcohol, cuando se nos ocurrió ir al LEY y comprar más alcohol, e iniciar una jornada más de sus conocidos Drink & Walking, esta vez hasta Bar 23. No contaba yo con que en mi alto estado de alicoramiento me iba a encontrar a Betty. Como todo borracho que se respete, subestimé mi estado e intenté acercarme, pero el hecho de no saber a cual de las tres Bettys que veía hablarle me hizo pensar de nuevo en que carajos estaba haciendo y alejarme esperando no me hubiera visto. El último encuentro casual se dio en la pasada feria del libro, y en esa ocasión no tengo excusa para no haberle hablado, salvo la repentina ahuevadez que suele acecharme cual ave de rapiña y atacar en los momentos más inesperados y/o menos oportunos. Debilitada mi fe en volvernos a hablar y acercándome a las peligrosas garras del complot cósmico, derrochaba mi existencia en el facebook que recientemente critiqué y, como me ha pasado siempre, he tenido que tragarme mis palabras, ya que a quien vi en el carelibro si no a la mismísima Betty Blue, a quien no tardé en saludar esperando me recordara ( La memoria de las mujeres es increíble y envidiable para demasiados aspectos, así que si, si me recordó). Pero tranquilos, no adelanten conclusiones, que el complot me reservaba su último chiste, el día del reencuentro.

(Si, ya se, una Betty es la del texto y otra la de la imagen, no lo mencionen).

Continuará…

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Iki:
Esta historia sera una historia inconclusa o ya la concluyeron...
Parece q la vida quiere que betty blue se cruce en tu camino...

LaGenteNormal:
Que mágica y cósmica energía te rodea? Envidia siento de Betty que va por la vida y ni sabe seguramente que te morís por ella, sere yo misma la betty de alguien, no quiero que suene petulante ni nada, pero que dicha saberse querido así.
Por otro lado cómo llamar al objeto másculino de mi deseo? Por que ahora soy yo a quien le pasa algo así.
Tocarle un dedo sería el climax de una amistad por demás respetuosa , en extremo, pero es que yo ya no quiero ser su amiga¡¡ Y el ni se ha enterado que ando orbitándolo, que soy un satélite que busca excusas para tomar un café. Hay don webargas, me hizo suspirar.
Saludos¡¡ ...

Theraq:
Me viene a la mente una canción:
\"...todos tenemos un amor,
que nos complica la vida,
todos tenemos un amor,
que nos rompe el corazón
y nos complica la vida...\"



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